UN TESTIMONIO IMPORTANTE
Muchos de los que hemos leído este relato nos habremos preguntado que impulsó a la Hna. M.Clara a traer los planos del Santuario. En esa época había un solo Santuario, símbolo y fuente de gracias de la Obra de Schoenstatt. Ubicándose en ese tiempo es humanamente impensable que alguien soñara con edificar otro Santuario: Hubiese sido una gran infidelidad. Y sin embargo la Providencia de Dios inspiró lo que parecía imposible. Por ello en Schoenstatt hablamos de una "fidelidad creadora", atenta al querer de Dios de acuerdo a la época. Una fidelidad que engendra vida... La misma Hna. M.Clara nos relata como surgió en ella esta idea tan original:
"Algunas Hermanas de María, con vocación misionera, fueron enviadas por el Padre y Fundador a llevar el mensaje de Schoenstatt a otras tierras. Todas ellas tenían el deseo de adentrarse en la nueva cultura para realizar la misión de transmitir los valores de Schoenstatt. El Padre Fundador ya había hablado de la necesidad de la inculturación del mensaje si se quería construir algo auténtico".
En el tercer grupo de Hermanas que llegó al Uruguay en 1938 había una Hermana que interpretó estas palabras del Padre Kentenich no solo en el plano puramente espiritual, sino que consideró que para realizar esa enorme tarea era necesario contar con las gracias del Santuario y que se debería construir una réplica fiel del Santuario original: Un Santuario filial. Tuvo la oportunidad de manifestarlo al Padre Kentenich, quien la escuchó sonriente. Más tarde él dijo que jamás había pensado en construir un segundo Santuario, si no lo manifestaba así la Divina Providencia. En la Hermana tampoco hubo una gran reflexión: Era un impulso intuitivo que la motivaba fuertemente. La actitud del Padre Fundador la animó. Comenzó a reunir todo lo que fuera útil para un futuro Santuario.
El Padre Kolb -Superior Provincial de los Padres Palotinos en ese entonces- le entregó una de las últimas copias del plano; de otras Hermanas consiguió el diseño de las ventanas y del marco luminoso que rodea la imagen. Además pensó en algunas "reliquias" para poner en la piedra fundamental: Un trocito de madera del primer altar del Santuario original, algunas flores secas que lo habían adornado, piedritas de las tumbas de los héroes... También acopió numerosas fotografías. Hizo un croquis de los alrededores y consiguió que un curso de novicias hiciera un pequeño Santuario de madera, que más adelante se utilizó como "alcancía" para depositar el capital de gracias en el colegio de Nueva Helvecia.
Todo fue preparado con amor y una inmensa alegría, también con la permanente preocupación de que se lograra una fiel réplica del Santuario original, en todos sus detalles. El Padre Fundador siempre estaba al tanto de todo y sonreía... Comenzaba la maravillosa historia de fe que nos impulsó a construir el primer Santuario filial del mundo en el Uruguay.
¿Cómo llegó la imagen de la MTA para el futuro Santuario? Sigue el relato de la Hna. M.Clara: "Cuando en noviembre de 1938 partió este grupo de Hermanas para Sudamérica (dos de ellas iban al Uruguay) se encontraron con la Superiora General de aquel entonces, la Hna. M. Ana que volvía precisamente del Uruguay, donde se pensaba construir un colegio. Ella había dejado allá una lámina grande de la MTA para la capilla del futuro colegio y algunas más pequeñas para las aulas...
En mayo de 1947 llegó por primera vez el Padre Kentenich al Uruguay... Desde entonces se hizo propagador de los Santuarios filiales. Era Schoenstatt en todo el mundo"
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